martes, 5 de marzo de 2013

Qué madre

¿Qué madre es la que duelo? ¿La que duele? ¿Cuál duele?
Siento que ya no es tarde para el reencuentro. Para el recuento 
del silencio y de las cosas. Gracias Foucault.
Ella se le llevó. Se me llevó todas las palabras.
Y yo me atraqué. Me Atraqueé. 
De silencios. De alcohol. De comida. De besos que nunca
pero nunca fueron tuyos, madre.
Pero ya es tiempo de dejar de desgarrarse.
La autocompasión es una infame y putrefacta manera 
de aprender a mirar. Y de cegarse.
Hacen falta kilómetros de arrastre para entender 
a qué sabe el polvo del olvido.

SEG2022013

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